Los niños y niñas de 4 años disfrutaron mientras pintaban un mandala , concentrándose en los colores y en el trazo , mientras descubrían lo bonito que es parar un momento y estar tranquilos. Fue un espacio para relajarse, escuchar la música, el silencio y conectar con su mundo interior. ¡ Una experiencia que todos disfrutaron mucho!